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26 Entonces el rey Acab ordenó que arrestaran a Micaías.

―Llévenlo a Amón, el jefe de la ciudad, y a mi hijo Joás. 27 Díganles que yo he ordenado que pongan a este individuo en la cárcel, y lo alimenten con pan y agua, sólo lo suficiente para que siga vivo hasta que yo regrese en paz.

28 ―Si tú vuelves en paz —respondió Micaías— será prueba de que el Señor no ha hablado por medio de mí.

Entonces Micaías se volvió al pueblo que estaba parado cerca, y dijo:

―¡Tomen nota de lo que he dicho!

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